INTELIGENCIA EMOCIONAL

Definición de inteligencia emocional según Goleman (1995)

Goleman (1995) definió la inteligencia emocional como la capacidad para reconocer nuestros propios sentimientos y los ajenos, de automotivarnos, y de manejar de manera positiva nuestras emociones, sobre todo aquellas que tienen que ver con nuestras relaciones humanas.

La inteligencia emocional es para él una forma de interactuar con el mundo que tiene muy en cuenta los sentimientos, y engloba habilidades tales como el control de los impulsos, la autoconciencia, la motivación, el entusiasmo, la perseverancia, la empatía, la agilidad mental, etc., que configuran rasgos de carácter, como la autodisciplina, la compasión o el altruismo, indispensables para una buena y creativa adaptación social.

Importancia de la inteligencia emocional
La inteligencia emocional es primordial para nuestro bienestar, tanto personal como social, puesto que nos permite reconocer, comprender y gestionar nuestras emociones, además de saber interpretar las de los demás. Esta habilidad nos ayuda a mejorar nuestras relaciones interpersonales e intrapersonales.

La educación emocional en el aula
Desarrollar la inteligencia emocional en las aulas es esencial y significativo dado que el alumnado está en una etapa en la que están aprendiendo a conocerse así mismos y a interactuar con los demás. Es el momento ideal para enseñarles habilidades emocionales las cuales les servirán como herramientas para enfrentar futuros retos en sus vidas. No hablamos de solo durante su etapa educativa sino también durante su vida personal.

En nuestra aula de 1º de Primaria no se trabaja la inteligencia emocional de forma explícita, es decir, no se habla sobre su definición o sus características de manera teórica. Sin embargo, cuando surge algún conflicto o situación relacionada con las emociones, se decida tiempo a hablar sobre cómo se sienten, cómo creen que se sienten sus compañeros y cuál sería la mejor manera de actuar. De esta manera, los niños aprenden a identificar y a diferenciar sus emociones en el momento en el que ocurre, para que en el futuro sepan gestionarlas de manera adecuada. Del mismo modo, esto ayuda a mejorar el ambiente en el aula, reduce conflictos y fomenta la mejora de convivencia y la cooperación. Previniendo problemas emocionales y de conducta y concediendo el desarrollo de la empatía y de la confianza en sí mismos.

Comparto la opinión con mi tutor de que es fundamental que los niños expresen sus emociones libremente. Si necesitan llorar, que lo hagan, si sienten alegría, que rían... Aunque es inevitable sentirse mal verles llorar, reprimir las emociones no debería de ser la solución. En la mayoría de los casos, hoy en día es algo que se quiere evitar, no se les permite expresar lo que sienten. No obstante, si no aprenden a exteriorizar sus emociones en estas edades, ¿cómo podrán gestionarlas correctamente en el futuro?

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